Este texto es un poco inusual, un poco diferente, tal vez un poco intenso, se desvía de la temática de la edición, sin embargo, me parece importante hacer uso de todas las posibilidades que tiene no solo la escritura sino la cultura en general, y a la vez destacar la más importante de todas ellas: es una herramienta para tratar de comprender la vida, la propia y la vida en general.
¿Y de qué manera? pues es fascinante darse cuenta como las dinámicas sociales tienen su correlato estético y los cambios sociales se reflejan en cambios estéticos. Es como si existiese una especie de “sensibilidad sintomática”, en la que los movimientos artísticos reflejan los síntomas y coyunturas de una determinada época. Esto es lo que se da por llamar contemporaneidad. A veces esto ayuda a tomar conciencia de las coyunturas generacionales que nos toca vivir para generar una variabilidad personal que posibilite un cambio, pero la mayoría de las veces son simplemente el reflejo del relato ideológico de turno (que muchas veces se considera revolucionario) y estos se convierten en burdos panfletos. Hay solo una fina línea que separa ambas realidades.
Escribir sobre movimientos sociales, culturales, artísticos y sobre sus contextos históricos, tratar de entender la naturaleza humana según una perspectiva histórica y generacional, nos ayuda a entender nuestras propias dinámicas individuales, nos dota de cierta perspectiva, y a mi personalmente me ayuda a relativizar y me da fuerza, y me hace sentir que todos estamos juntos en esto. Además, saber cómo funcionamos nos da un gran poder que habitualmente se utiliza para la manipulación, pero que también puede usarse para el cambio…
Por todo ello os voy a compartir los links de unos artículos que escribí hace tiempo, no tanto porque los haya escrito yo, aunque eso da gustito, sino porque ejemplifican bien todo lo anteriormente expuesto.
«Generación beat, hipsters, vagabundos del Dharma y la loca sabiduría» es un breve análisis del poema Aullido, de Allen Ginsberg, que desentraña los condicionantes sociales, culturales, filosóficos y psicológicos del movimiento literario conocido como «Generación beat».
«El movimiento contracultural» analiza el movimiento contracultural, valga la redundancia, de la década de los años sesenta en los Estados Unidos e ilustra muy bien cómo una potencia mundial expande su identidad cultural.
El artículo sobre cine Giallo lo escribí porque hace años estaba obsesionada, era una de tantas obsesiones que tenía. Ahora lo veo con distancia y lo que más me interesa es la relación que existe entre el contexto de una Italia postfascista y el paso a la sociedad moderna, con la fijación obsesiva por lo oscuro y lo sórdido.
«El ciberpunk o la incapacidad de pensar en utopías» refleja posiciones muy humanas sobre el futuro, describe qué es el ciberpunk como movimiento cultural
y explora la función expresiva y metafórica de la distopía como una de las formas de pensamiento anti utópico.
En el artículo sobre postmodernidad sintetizo las ideas del libro «Teorías de la postmodernidad» de Frederic Jameson, su crítica marxista al capitalismo tardío o multinacional, su expresión estética y la influencia y el calado que aún tiene en la actualidad.
Por último, capitalismo 3.0 describe parte de la fase actual del capitalismo, y habla de cómo el mundo online influye en nuestras dinámicas individuales y colectivas, así como de una de sus principales características: la ideologización de la vida privada.
Espero que os resulten de interés.